Desdicha la del que vaga sin rumbo ni destino, pisando extraños e iguales caminos grises sin dejar huella profunda. Desdicha la del perro callejero que recuerda el calor de un falso hogar que nunca existió, durmiendo al amparo de la nostalgia.
Desdichados los que tiempo ha que no viven, pero tampoco pueden morir, tan valientes y cobardes… Desdicha la de los que vivieron, sintieron y conocieron, y tan bien saben que nada volverá. Porque han aprendido demasiado, porque crecieron de mas… Porque las heridas curan, y las cicatrices quedan.
Desdicha la del que la vida sacó del camino marcado, y sabe que nunca podrá volver. Y espera. Espera que algo ocurra, espera por nada. Al son de la solitaria armónica que las nubes tocan los días lluviosos.
Día 598: Comienzos.
Hace 6 años